Juan 16:33 “Estas cosas les he hablado para que en mi tengan paz. En el mundo tendrás aflicción pero confía, yo he vencido al mundo”.
Si alguna vez te presentaron la vida cristiana como la puerta de salida de todas tus aflicciones sabrás la gran mentira que ésta fue. Jesús mismo nos lo dijo: ¡En el mundo tendrán aflicciones! Esto quiere decir que mientras estemos en esta tierra esperando la venida de nuestro Señor Jesús, pasaremos por tempestades.
Seremos perseguidos por el mundo porque no pertenecemos a él, seremos rechazados porque a quien rechazan es a Jesús, pasaremos por enfermedades porque por el pecado entró la muerte, viviremos injusticias por los corazones no regenerados… Y todo esto llegará a nuestra vida por la soberanía de Dios.
A mi parecer, “Soberano” es uno de los atributos de Dios menos entendidos y menos observados, por lo que para muchos simplemente es algo ignorado, mientras que para otros es motivo de enojo. La realidad es que hay una belleza única en nuestro Dios y podemos observarla a través de uno de sus atributos exclusivos como lo es su soberanía. Conocer la soberanía de Dios trae un efecto en nosotros, es por eso que escribo esto. Quiero compartir con ustedes un poco del bálsamo que Dios ha traído a mis heridas a través de comprender un poco más su soberanía en mis aflicciones.
¿Qué es soberanía?
El término soberanía proviene del latín y está formado por varias partes. “Sober” que significa encima y el sufijo “anus” que se traduce como procedencia. Por lo que podemos decir que soberanía es el poder supremo sobre todo lo demás. Al decir que Dios es soberano decimos que es Dios quien ordena todo en todo, quien tiene la máxima autoridad sobre lo creado, y que no hay poder, ley, ni ninguna otra cosa que pueda salirse de ella.
Por lo tanto, si Dios es soberano podemos afirmar que no sólo conoce cada una de las aflicciones que estemos pasando sino que también han llegado a nuestra vida por su permiso.
El libro de Job nos da mucha luz en este tema, empieza con una escena espectacular en donde Dios está reunido con sus ángeles y empieza a alardear sobre Job, es entonces en donde Satanás entra a la escena diciendo que la única razón por la que Dios puede jactarse sobre Job es porque Él le ha bendecido, y finalmente le asegura que si extiende su mano contra Job, él lo maldeciría. La historia continúa en que Satanás le pide permiso a Dios para traer aflicción tras aflicción a Job y Dios se lo otorga.
Dios permite las pruebas de Job pero para sorpresa de Satanás, Job entendió la soberanía de Dios en su dolor y esto mismo fue su bálsamo.
“En todo esto no pecó Job ni atribuyo a Dios despropósito alguno”. Job 1:22
Lo que trajo esperanza a Job fue saber que no solo Dios conocía su dolor ni tampoco sólo lo permitía, sino que también obraba a través de él.
Más adelante, la mujer de Job es usada por el diablo para incitarle a maldecir a Dios pero nuevamente Job apela a la soberanía de Dios como escudo.
“Su mujer le dijo: ¿Aún conservas tu integridad? Maldice a Dios y muérete. Pero él le dijo: Como habla mujer necia, has hablado. ¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal? En todo esto Job no pecó con sus labios.” Job 2:9-10
Es muy interesante ver como Job no respondió reprendiendo al diablo, ni “reclamándole por lo que era suyo”. Job comprendió que aún el diablo no puede hacer nada sin el permiso de Dios, por lo que reconoce que esto venía de Él y lo acepta. Pero, ¿Cómo es que Job acepta de esta manera sus aflicciones sin maldecir a Dios? Él recibió el mal de Dios porque sabía que había un buen propósito último detrás.
Quizá tengas que recordar esto; Dios no permitió a Satanás afligir a Job para fines egoístas como ganar una apuesta, Él permitió las pruebas de Job para que Job conociera la grandeza, majestad y soberanía de Dios como nunca antes, y para que Job comprobara que lo que había escuchado de Dios era verdadero y ahora él mismo pudiera verlo. En medio de tu dolor recuerda que el Dios de Job es nuestro Dios, las aflicciones que él permite son para nuestro bien.
Romanos 8:28 habla exactamente de esto: “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito.”
El texto comienza diciendo “sabemos”. Todo cristiano verdadero tiene acceso a este conocimiento, ya que tenemos tantas historias registradas en la Biblia en donde Dios ha obrado y ordenado las tempestades a favor de su pueblo y su gloria. ¿Acaso no aprendemos esto de la vida de José en donde Dios cambió toda adversidad para bien? ¿No aprendemos esto de Daniel y sus amigos al ser echados al horno de fuego resultando en Dios glorificándose en pueblo pagano? Más aún ¿No aprendemos esto de nuestro amado Señor Jesucristo quien vivió el evento más oscuro de la historia y Dios hizo de ello lo más hermoso?
Cuando estamos sufriendo y pensamos por un momento que nada de eso tiene un propósito ciertamente podemos llegar a una depresión, pero si en medio de nuestras aflicciones recordamos que Dios permite que todo contribuya para nuestro bien, entonces creceremos en la fe.
Es importante mencionar que Romanos 8:28 no trata de que todo cooperará para nuestro bien temporal y terrenal, sino que nos habla algo aún más hermoso. Todo obra para nuestro bien ultimo, el bien eterno, para nuestra glorificación.
“Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” 2 Corintios 4:17-18 LBLA
Es verdad que la muerte de un ser amado, la enfermedad, la infertilidad, la persecución, el rechazo, el abandono… no parecen ser causa de gozo. Tampoco es mi intención negar el dolor tan real que se vive en estas situaciones, yo misma experimento ahora mismo este dolor, pero junto con éste tengo fe en mi Dios y su soberanía, confío en su voluntad y sabiduría, y mayormente confío en su amor por mí demostrado en la cruz.
Medita en esto:
El Dios soberano que permite las aflicciones en mi vida, es el mismo Dios que tanto me amó que permitió la aflicción de su hijo para que muriera por mi y yo viviera por Él, entonces ¿Por qué dudaría de sus obras? ¿Por qué dudaría de su sabiduría? ¿Por qué me enojaría contra el que ama mi alma tanto que está dispuesto a que sufra por un tiempo para gozarme por la eternidad?
Podemos estar confiados en las obras de Dios cuando estamos confiados en su carácter.
Podemos confiar en su soberanía cuando sabemos que está sujeta a la realidad de su amor, santidad y justicia. Podemos descansar en saber que nuestras vidas están seguras en Él.
Si tu has creído en Jesucristo y su obra, puedes descansar en que toda obra de Dios es buena, y que toda aflicción se somete a Él y trabaja en nosotros para bien. Puedes descansar en su soberanía y encontrar contentamiento en la esperanza venidera de fruto apacible para gloria de Dios.
Dios es soberano en nuestra aflicción, lo que estás pasando ha sido permitido por Dios y Él sabe lo que hace. Dios y su voluntad están por encima de nuestro desastre, nada se sale de sus manos, nada ni nadie puede frustrar sus planes y Él tiene el poder para utilizar tempestades para sus propósitos eternos.
Termino nuevamente con Juan 16:33 “Estas cosas les he hablado para que en mi tengan paz. En el mundo tendrás aflicción pero confía, yo he vencido al mundo”.
Es verdad, en este mundo tendremos aflicciones pero en Dios tendremos paz. Él mismo es el bálsamo que calma nuestras heridas. Continúa meditando en la soberanía de Dios y su carácter manifestado en Jesucristo, Dios seguirá hablándote y llenándote de esperanza.
Llegué a este blog por casualidad , pero hoy otra ves confirmo que en Dios no hay casualidades… Feliz de haber encontrado esta página con tal contenido