¿Cuál es la respuesta de Dios a nuestro sufrimiento? ¿Por qué un Dios absolutamente bueno permite el dolor causado por las aflicciones? Dependiendo de nuestra experiencia personal, de nuestras creencias más profundas, en incluso de las historias de vida de quienes nos rodean, las respuestas que le damos a estas preguntas pueden variar.
No obstante, he podido entender que, independientemente de las diferentes justificaciones que le atribuimos al sufrimiento en nuestra vida, Dios nos da en su Palabra razones sólidas para confiar en Él y una respuesta única ante nuestro dolor. Pero antes de llevarte ahí, quisiera contarte una breve experiencia personal que me llevó a buscar una respuesta a mis preguntas en medio de mi aflicción.
Hace algunos años, experimenté un problema de salud bastante inusual. Quizá como mujer te puedas identificar conmigo, pero normalmente, cuando mi salud es afectada (desde una gripe hasta cosas potencialmente serias) es cuando soy más débil en mi fe, tiendo a dudar y le pregunto a Dios sin cesar el propósito de dicha situación. Este caso no fue la excepción: Tenía un problema en mi mano derecha que ningún especialista podía diagnosticar ni curar. Todos mis exámenes de laboratorio daban negativos a las posibles causas, y nadie podía decirme qué estaba generándolo. Oré continuamente por sanidad, por más de dos meses, y nada sucedió. Inclusive, comencé a orar por al menos un diagnóstico certero o para que Dios me mostrara la causa. Pero nada de esto pasó. Mi incertidumbre me llevó a frustrarme profundamente con Dios, y a clamar por respuestas y sentido ante esta situación. Para resumir el final de esa historia, por supuesto Dios que usó esa situación para mi bien y crecimiento, me sanó tiempo después y hoy en día recuerdo esa etapa como una en la que experimenté la dependencia de Dios como nunca antes en mi vida. En ese tiempo, aprendí a adorar a Dios genuinamente, en medio de una circunstancia totalmente incierta e ilógica para mí.
¿Cuál es, entonces, la respuesta de Dios a nuestro sufrimiento?
Para contestar esta pregunta, tomemos un momento para leer al Apóstol Pablo en 2 de Corintios 12:7-10:
“Así que, para impedir que me volviera orgulloso, se me dio una espina en mi carne, un mensajero de Satanás para atormentarme e impedir que me volviera orgulloso. En tres ocasiones distintas, le supliqué al Señor que me la quitara. Cada vez él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí. Es por esto que me deleito en mis debilidades, y en los insultos, en privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo. Pues, cuando soy débil, entonces soy fuerte.”
Si bien no es correcto ni prudente afirmar que todas las aflicciones que vivimos en esta tierra son un “aguijón” o espina en nuestra carne, hay una verdad profunda y liberadora en estos versículos, que nos habla de cómo Dios responde a nuestro sufrimiento:
- Las aflicciones son permitidas en nuestras vidas para nuestro bien. En ocasiones, nos guardan de exaltarnos demasiado a nosotras mismas. Producen en nosotros un incomparable y eterno peso de gloria (ver 2 Cor.4:17). No obstante, sin esta perspectiva, las aflicciones pueden romperte el corazón o endurecértelo.
- Sea que, como Pablo, tengamos un aguijón en nuestra carne, enfrentemos dificultades por causa de Cristo o simplemente experimentemos la tribulación propia de vivir en un mundo caído, 2 de Corintios 12 nos deja saber que nuestro sufrimiento siempre cumple un propósito y tiene un sentido en manos de Dios, sea que lo veas en este lado de la eternidad o no.
- Es correcto (¡y necesario!) rogar al Señor por liberación / sanidad / solución a nuestra aflicción. Pero en Su perfecta soberanía, la respuesta de Dios puede ser sí, no o aún no. Es natural buscar alivio en nuestra situación, y buscarlo a Él para ello, pero nuestra fe no puede estar puesta en el SÍ que esperamos de Dios; sino que debe descansar en que conocemos el gran amor de Jesús por nosotras y en que todo, absolutamente todo, obra para el bien de quienes amamos a Dios.
- Su respuesta a nuestro sufrimiento no es “voy a sanarte hoy” o “vas a vivir siempre con este problema”. Su respuesta absoluta siempre es que SU GRACIA ES SUFICIENTE para ti hoy, en medio de esta situación difícil, inesperada e incierta que vives. Cualquiera que sea el desenlace, sea que sanes o no, sea que tu problema encuentre una rápida solución o no, Su gracia es suficiente para que puedas tener gozo y paz en este momento.
- Otra clave para entender la respuesta de Dios es el hecho de que esas aflicciones permiten que reconozcamos nuestra debilidad. Y es en nuestra debilidad que el poder de Dios opera a la perfección en nosotras. Es entonces cuando podemos comprender que las aflicciones nos bendicen en más de una forma.
- Todo lo anterior llevó a Pablo a decir que entonces ¡se deleita en sus debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades! Es una respuesta contraria a lo que sería lógico, ¡literalmente nos dice que está gozándose en las dificultades!, pero termina explicándonos que la razón para ello es una de profunda alegría: es por medio de esa debilidad que somos fuertes en Cristo.
Otra cosa que me cautiva de este pasaje, es el hecho de que Pablo venía hablando de su dolencia y su tormento en los versículos 7 y 8. Pero en el momento que habló de la respuesta de Dios a su dolor, inmediatamente pasa a alegrarse en su aflicción. No sabemos qué sucedió con el aguijón de Pablo (en torno a cuya naturaleza hay cierto debate), ni vuelve a ser mencionado en sus cartas. Pero tenemos la certeza de que la revelación de la gracia de Dios para él – ¡y para nosotras!- es absolutamente suficiente en cualquier situación, y suficiente para quitar nuestros ojos del problema para ponerlos en Jesús.
La respuesta de Dios a tu sufrimiento es Él mismo. Él es suficiente en tus aflicciones, sin importar lo atemorizantes, prolongadas o inciertas que éstas sean. Su gracia es suficiente para ti, hoy y para siempre.
Q gran verdad, esi dificil de entender en el proceso pero.llega el dia q una dice …como aguas q pasaron gracias bendiciones