Señorita García, silencio. Señorita García, cállese. Señorita García y compañía, sepárense por favor. Señorita García… ¿puede dejar de hablar?
¡Dios me hizo llena hasta el copete con palabras! Siempre encontré como pintar historias y conseguirme un lugar con ellas y cuando pensó en redimirme, incluyó mi boca, porque empezó en mi corazón, que es de donde salen… cuando Dios nos salva y nos hace de nuevo, no borra los rasgos que pensó usar desde el principio para Su gloria, más bien, empieza a transformar nuestros amores y a encausar nuestras virtudes hasta dejarnos sin otra opción que alabarlo con el dominio propio que resulta de confiarle todo lo que somos. En su impresionante gracia, estoy aprendiendo a administrar y someter mi corazón y pensamientos a Su Palabra y entonces mis palabras salen diferente… hemos pasado de “Señorita García, cállese” a “¿A donde podríamos contactarla para que venga a hablar?”… en serio me impresiona este giro en mi historia. Ahora viajo muchas millas para que mujeres oigan lo que digo. ¡Qué locura!
No pierdo de vista el peligro y pienso… no quiero en absoluto ser conferencista. He conocido varios. Con pasaportes llenos de estampas, redes sociales atiborradas de likes, guardarropas y maquillaje a la orden del día, mil conocidos por todos lados… abren la boca para dejar a quienes les escuchan peor de cómo llegaron. Peor, porque se quedan igual pero piensan que todo cambió porque sus emociones fueron movidas por un par de horas y ahora quizás tienen una nueva lista de resoluciones o aun más afirmaciones acerca de sus ideas torcidas de todo lo piensan que merecen. Elevarse sólo para caer más fuerte. Ser conferencista es relativamente fácil, más si la base es el carisma y talento naturales. Estos se pueden desplegar majestuosamente sobre una plataforma, solo para luego empacar y largarse. Apantallar no requiere relación, permanencia o compromiso. Y tampoco someterse al Espíritu de Dios. Conseguir aplausos de gente que no te conoce es algo altamente peligroso para nuestras almas y las de ellos. Lo sé y por lo mismo he resuelto que no quiero ser conferencista. Más bien, quiero ser sembradora fiel en lo pequeño, privado y cotidiano. Quiero tener raíces y comer con gente que no se impresiona con algo de lo que hago porque me conoce en el peor de los momentos. Me he propuesto “salir” únicamente si procuro mantenerme anclada en la comunidad que el mismo Dios que me rescató, preparó para mi, no solo para protegerme de mi misma y del engaño que pudiera venir de afuera, sino en donde yo veo y busco oportunidades de arremangarme y ser incomodada al servirles.
Si me llaman para hablar, Dios me libre de montar una actuación sin sustancia y usar a mis oyentes para validar mi frágil auto-estima. Si viajo, que sea porque hago tiempo dentro de mi vida verdadera, en la cual estoy siendo constantemente probada, empujada, moldeada y conocida (por el Señor y por mi gente). Si doy una conferencia, mi deseo mas fuerte es abrir la boca para repartir de eso que me sostiene haciendo cosas difíciles que humanamente, no tienen sentido, por amor a mi prójimo, que al final son ovejas amadísimas del Pastor que dio Su propia vida para rescatarlas. No quiero ser conferencista, quiero ser una mujer humilde y fiel y administrar las palabras, el conocimiento y la plataforma que se me confíe creyendo, como dice Nancy Guthrie, que “la Palabra de Dios es suficiente para hacer el trabajo de Dios” y que es imposible entregarla sin la ayuda de Su Espíritu. Quiero ser un vaso en el cual se reparte el agua de vida eterna que tiene la capacidad de hacer crecer la semilla del Evangelio, porque sólo El tiene el poder de transformar, de traer de muerte a vida, mucho tiempo después de que yo regrese a desempacar mi ropa sucia.
Si llego a pararme para entretener, afirmar a mis oyentes en su egoísmo o estupidez o deseando agrandar mi propio nombre, que Dios sea quien me diga “señora de López, silencio por favor”.
“Ten cuidado de tu conducta y de tu enseñanza. Persevera en todo ello, porque así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen.” -1 Timoteo 4:16
Publicado originalmente en Corazón a Papel.