Maestra de ministerio de niños, esposa de pastor, líder de ministerio de mujeres, líder de alabanza, líder de ujieres… Seguramente has escuchado la frase: “Un buen líder huele a oveja”, refiriéndose a que todo líder debe estar cercano a quien sirve y que debe, no sólo derramar su vida como maestro, sino también como hermano. Vemos este ejemplo en Jesús, quien no sólo sirvió a sus discípulos con sus enseñanzas, sino que también abrió su corazón, comió y caminó con ellos. Jesús olió a oveja.
Este es un principio muy importante de recalcar y de imitar a la hora de servir a nuestra familia en Cristo, sobre todo conociendo los abusos en el pasado de hombres y mujeres en liderazgo. Sin embargo, por días no podía sacarme de la cabeza que un buen líder olerá a oveja por el simple motivo de que ¡también es oveja!
¡Un buen líder huele a oveja por el simple motivo de que también es oveja!
Estoy consciente de las altas demandas y responsabilidades que nos exige la iglesia, y sobre todo Dios. Es muy común que líderes se aíslen de la comunión de la iglesia debido a su servicio a ella. Esto puede suceder por motivos de tiempo de preparación del líder o incluso por su propia convicción, pues algunos creen que las personas puestas en liderazgo no deben tener amistad íntima con la iglesia para que “no se crucen límites de autoridad”. Al hacer esto, intencionalmente o sin intención alguna, estamos actuando como si nosotros no fueramos ovejas también. Esto es sumamente peligroso para nuestra propia vida.
No es sorpresa que tantos líderes, maestros y pastores tengan depresión, sentimientos de soledad, que caigan en pecados sexuales, que su vida íntima con Dios esté descuidada, que su carácter sea desaprobado y que vivan vidas incongruentes a su enseñanza. Líder, también eres oveja. Por lo que también necesitas estar junto a las demás ovejas pues también tú necesitas ánimo, exhortación y reprensión, también necesitas hombros donde llorar, también necesitas someterte a tus hermanos, también necesitas alimentarte, oración, descanso, consejo, también necesitas a un Salvador.
Algunos creen estar recibiendo esto en la reunión dominical, pero va mucho más allá. No hablo de la necesidad que tenemos de esto desde el púlpito, sino de hombro a hombro. Recuerda, eres oveja, eres débil y dependiente. Para algunos de nosotros es fácil mostrarnos vulnerables desde la plataforma, pero ya en nuestro día a día es difícil mostrar nuestra lana de oveja pues se espera mucho de nosotros. Pero esto no debe ser así, no debemos de avergonzarnos de ser ovejas, aún si eres pastor, pues es un gran privilegio ya que significa que tenemos al Buen Pastor Jesús que su vida dio por nosotras.
Entre más disfrutemos y estemos conscientes de ser ovejas, seremos mejores discípulos de Jesús y por consiguiente, mejores líderes de su amado rebaño. Por lo que mencionaré algunos puntos que podemos practicar para cuidarnos de los peligros de vivir como si no fueramos ovejas.
1.- Desea la Palabra de Dios como un bebé desea la leche (1 Pedro 2:2)
¡Líder, debemos desear la Palabra de Dios como un bebé desea la leche, porque la necesitamos como el bebé necesita el alimento! Este pasaje no se refiere a que los nuevos creyentes necesitan alimentarse con la Palabra desesperadamente y ya que estén maduros, pueden dejarla o desearla menos. Como lo dice 1 Pedro 2:3, desear la Palabra con intensidad es una exhortación a todos los que “han gustado la benignidad de Dios.”
¡No dejes de desear la Palabra y de aplicarla para crecimiento a tu propia vida! Como líder, es mucha la tentación de que nuestro tiempo íntimo con Dios en la Palabra se convierta en una conversación con nosotros mismos sobre la necesidad de que “Fulanita” o “Fulanito” aprenda y aplique esa verdad a su vida, y terminamos estudiando la Palabra solamente para enseñarla a otros. Como ovejas, primero necesitamos la Biblia para nuestra propia vida, necesitamos sumergirnos en ella para que desnude nuestro corazón para crecimiento. El primer eco de la Palabra leída debe ser en nuestra propia alma, después podremos enseñar de lo que Dios nos enseñó a nosotros. Hacer esto guardará también nuestro corazón en humildad, mansedumbre e integridad a la hora de enseñar.
El primer eco de la Palabra leída debe ser en nuestra propia alma.
2.- Sé constante en la oración (Mt. 26:41)
Otra tentación al ser líder de algún ministerio por algún tiempo, es dejar la oración. Esto puede ser debido a que creemos que por la experiencia ya podremos tener todo bajo control, o cómo diría mi esposo, pensamos que ya nos sabemos la fórmula. Sin embargo, es vital la vida de oración en el líder porque éste es una oveja que necesita dirección, poder, ayuda, consejo, consuelo, sabiduría, reprensión de Dios, etc. Cuando el líder deja de orar como una oveja dependiente de Dios, se vuelve propenso a que el orgullo brote y afecte toda área de su vida, incluyendo su liderazgo, tomando así decisiones ministeriales conforme a su propio corazón y opinión. No solamente nuestros ministerios salen afectados por nuestra falta de oración sino también nuestra propia vida como discípulos de Cristo. Un líder sin oración es una oveja expuesta a todo tipo de tentación.
Un líder sin oración es una oveja expuesta a todo tipo de tentación.
3.- No dejes de congregarte (Hebreos 10:25)
Quizá se te haga gracioso que use este versículo para líderes, pues la mayoría están altamente involucrados en las reuniones eclesiásticas, y asisten y participan en casi todos los eventos. Si alguien se está congregando deben ser los líderes de ministerio ¿no es así?
No necesariamente, déjenme explicarles: Esta semana en mi lectura diaria, me saltó el siguiente versículo:
No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca. Hebreos 10:25
Me llama la atención que el texto no dice: “No dejen de congregarse sino congréguense, y mucho más al ver que el día se acerca” se me hace muy curioso que esta palabra haya sido reemplazada por el “Exhortándonos unos a otros“. Esta selección de palabras no es accidental, su propósito es dar profundidad a lo que significa el congregarnos bíblicamente.
Si según Hebreos 10:25, congregarse es exhortarnos los unos a los otros, hay que profundizar en lo que significa esta palabra. Podemos definir la exhortación como incitar a otra persona a hacer una cosa o a actuar de cierta forma mediante razones o ruegos. Por lo que podemos decir que la exhortación se manifiesta en diferentes expresiones tales como ánimo, consuelo y advertencia. Definitivamente la predicación desde el púlpito es una exhortación a la iglesia a sujetarnos voluntariamente a la autoridad de Dios, y es sumamente importante en la vida del creyente, sin embargo, recibir una exhortación desde el púlpito el domingo por la mañana no engloba lo que es congregarse. También el tiempo de adoración es una exhortación ya que nos invitan a adorar a Dios en base a Su persona y Su verdad, sin embargo, adorar junto a nuestros hermanos no engloba lo que es congregarse.
Regresando a Hebreos 10:25, podemos ver que no dice “…Sino que los líderes exhorten al rebaño, y mucho más al ver que el día se acerca.” Más bien dice: “Exhortándonos los unos a los otros” ¿Qué significa esto en nuestras vidas como líderes? Significa que tú no eres el único que exhorta sino que también tú eres exhortado por la gente que sirves. Significa que no eres el único que invita a la iglesia a vivir de una manera santa y digna de Cristo, sino que también tú humildemente buscas y recibes esta exhortación de tus hermanos. Significa que no eres el único que advierte a la iglesia de los peligros, sino que también tu corazón está atento a recibir la advertencia de tu congregación. Significa que no eres diferente a los demás hermanos, sino que también tú eres oveja.
Amado líder, ¿Te estás congregando? ¿Verdaderamente te estás congregando? ¿Estás deseando la Palabra de Dios como tu propio alimento? ¿Estás orando sin cesar? Recordemos que podremos tener diferentes responsabilidades y funciones pero tenemos las mismas necesidades.
Grandes Apóstoles como Pablo y Pedro fueron ovejas mientras que eran líderes, y a lo largo de todo su ministerio se puede ver el entendimiento de que ellos primero son ovejas. Un versículo que es explícito en esto es Romanos 1:1 en donde Pablo se presenta a sí mismo de esta manera: “Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios.” Primeramente Pablo se confiesa bajo el señorío, voluntad y liderazgo de su Pastor y Señor Jesucristo, después se declara Apóstol de la iglesia. Pablo podría servir a la iglesia con autoridad, porque él mismo estaba bajo la autoridad de Jesús, él no serviría a la iglesia en base a sus ideales y opiniones sino como un mensajero de la voluntad de Su Pastor hacia Su rebaño. Pablo el apóstol fue Pablo la oveja que se alimentó de las Palabras de Su Pastor, la oveja que oró constantemente, que se congregó y fue exhortado por sus hermanos un sinfín de veces. Pablo reconoció su debilidad y necesidad porque siempre recordó que primero era oveja.
Amado, todo verdadero cristiano tiene el privilegio de tener a Jesús como Pastor. ¿Estás disfrutando tu rol como oveja de Dios? ¿Estás amando la Palabra de Dios para tu propia vida? ¿Estás orando como un niño pequeño dependiente de su padre? ¿Estás dejándote exhortar y edificar por tu rebaño?
Si tu respuesta es no porque el ministerio no te permite hacerlo, estás llevando tu ministerio de una forma anti-bíblica y terminará destruyéndote. No permitas que los extras del ministerio te roben de lo necesario, disfruta de tu Buen Pastor en intimidad y disfruta del regalo de la comunión profunda y genuina los unos con los otros. Sin lugar a dudas responder a esta exhortación requerirá abandonar nuestro orgullo pero te aseguro que en tu humildad serás grandemente bendecido, y transformado cada vez más a la imagen del Buen Pastor.
Dios, ayúdanos a sabernos ovejas y a vivir como una. Gracias por las mujeres y hombres que te sirven sirviendo a su iglesia local, gracias por su tiempo y disposición. Te pido Padre que levantes más líderes conforme a tu corazón, líderes que doblan rodillas y que día tras día corren a tu banquete, líderes que aman a tu iglesia y disfrutan de la intimidad con ella. Rodea a estos líderes con amigos en la fe, amigos que exhorten, consuelen, animen y reprendan su vida en amor. Por último, gracias por ser nuestro Pastor, gracias porque no estamos solos, gracias porque encontramos en tu Verdad nuestro reposo, te amamos. En el nombre de Jesús, amén.