El sueño de muchas mujeres es ser mamá. Desde niñas traemos un instinto que nos provoca un cariño y un deseo maternal. Cargábamos con muñeca, pañalera y carriola para todas partes. Le dábamos de comer a ese “bebé” y hasta lo cambiamos de pañal.
Al pasar los años dejamos de jugar. Vienen a nuestra vida diferentes etapas en las que ponemos todo nuestro enfoque y dedicación: La escuela, las relaciones, el trabajo, el ministerio dentro y fuera de la iglesia y muchas veces nuestra realización personal como profesionistas. Todo esto es bueno. No me arrepiento de haber probado cada una de estas etapas que fueron de bendición y crecimiento para mi vida. Con esto no digo que de estas ya hayan acabado todas.
Después, ¡Llega el momento en que conoces al amor de tu vida!, te casas y te embarazas. Sí, cuando menos te lo esperas, ¡sucede todo! Créeme, no te afanes por el futuro que éste llegará en el tiempo perfecto de Dios. Suena a cliché, pero de verdad sucede.
Si en el matrimonio tu vida cambia, tus prioridades y naturaleza egoísta te llevan a morir a ti misma. Cuando se tiene un hijo, esto de: “morir a ti misma” se eleva a un nivel muchísimo más intenso.
Es una alegría inmensa saber que estás por tener a un bebé. Y cuando lo tienes hay una mezcla de emociones inexplicables que te hacen pensar en muchas preguntas: ¿tengo la capacidad para hacerlo?, ¿de verdad esto tan pequeñito de apenas tres kilos depende de mí? No es un invitado, no es mi sobrinito al que cuido por unas horas, lo entretengo y lo entrego a sus padres para seguir con mis cosas. Es mi hijo y “me pertenece” las 24 horas del día los siete días de la semana. Y la principal pregunta es: ¿y ahora, en donde quedo yo?
Creo que puedo hablar por muchas mujeres en esto que diré a continuación. La llegada de un bebé asusta cuando comienzas a creer que tú como mujer, esposa, profesionista o servidora de Cristo empiezas poco a poco a desaparecer. Un bebé en su naturaleza es demandante, esto es obvio puesto que no puede atenderse a sí mismo. La mujer que tenía tiempo para todo, que disponía de sus días para atenderse y relajarse un poco, para concentrarse en la palabra y tener un tiempo de intimidad con Cristo. La que tenía las cosas bajo control, su casa, su trabajo y sus horarios. Esa mujer que complacía a su esposo y esperaba con ansias el final de la jornada para verlo, abrazarlo y salir, parece que MURIÓ.
No te asustes ni te de desanimes. Parece una tragedia griega lo que acabo de mencionar, pero espera, esta es una tremenda oportunidad para dar gloria al Señor y vivir con la mirada puesta en lo eterno. Es una etapa y como todas, esta también pasará. Depende de nosotras amargarnos y no darle sentido y propósito, o abrazarla, amarla y entenderla como Dios la diseñó aprovechándola al máximo y dando gloria a Él. Lee hasta el final porque quiero concluir con noticias felices para ti que eres mamá, que piensas serlo o incluso para ti que no está en tus planes ni prioridades llegar a vivir la maternidad.
¿Estoy siendo útil para el reino como mamá?
En varios momentos en la Biblia podemos ver el interés de Dios en la maternidad no solo para complacer un deseo o instinto natural en la mujer, sino para otorgar un destino eterno en ella. Podemos aprender del siguiente ejemplo:
Ana en 1 de Samuel 1, anhelaba un hijo, tanto que parecía ebria al momento de derramar su corazón delante de Dios en oración. ¿Crees que Dios con todo su poder no podía darle a Ana un hijo con tan solo dar la orden? Dios en su misericordia la llevó a entender más allá de su mentalidad efímera para ofrecer al Señor un hijo que cumpliría un propósito fundamental en la historia de la nación de Israel; un profeta que hablaría a este pueblo las palabras que venían desde el corazón de Dios: Samuel. Dios no da hijos para sobre poblar la Tierra, no da hijos solo para satisfacer una necesidad, no da hijos para que te desbordes de amor por ellos y ya. Tenemos el propósito de levantar hijos que amen a Dios con todo su corazón, reflejen su gloria y permanezcan fieles en medio de un mundo que clama por salvación. ¡Qué tarea tan única!
En el proceso habrá quebrantamientos, cansancio, la exposición de nuestra naturaleza pecaminosa, soledad en noches interminables, un cambio brusco de tus prioridades en el que parecerá que lo has perdido todo. Pero en medio de todo esto Dios está moldeando el evangelio en nuestro interior para día con día parecernos más a Jesús. La gloria que vendrá no tendrá comparación con lo que hoy parece aflicción.
En mi experiencia personal te puedo decir: ¡Qué bueno es el Señor!, Él te da nuevas fuerzas, está contigo, te abraza y te prepara. Además, Dios llena tu mundo con sonrisas, alegría, momentos espontáneos y divertidos que vienen de un bebé que con su mirada te enamora día con día. Y, sobre todo, Él te dota de un amor tan entrañable y fuerte que comienzas a comprender un poco el inmenso amor que como Padre celestial tiene hacia ti, su amada hija.
Que lindos pensamientos y mensaje.
Aún ya en mi etapa de abuela no termino de aprender y comprender el amor que Dios me dá .
Tus palabras me fortalecen .
Bendiciones a tu vida! Familia ! AMÉN
Saludos
Carmen ( mamá y abuela de Danny e IAN ❤️🙏🏻
Hermoso mensaje, también estoy pansando por esta etapa agotadora pero hermosa y espero hacerlo de la. Mejor manera con la ayuda a de Dio s
“Tenemos el propósito de levantar hijos que amen a Dios con todo su corazón, reflejen su gloria y permanezcan fieles en medio de un mundo que clama por salvación.”
Me impresiona (y reta a permanecer enfocada) que el fruto de nuestro trabajo no se va a ver (tal vez como lo esperamos) reflejado en años! Instruir a los niños en el camino de Dios y sembrar en ellos la Palabra son inversiones que veremos redituar hasta que ellos, personalmente, tengan un encuentro con Cristo, se arrepientan y vivan ahora para Su Gloria.
¡Qué reto! Gracias a Dios que no tenemos que pasar por esto solas.
Primero Él está con nosotras.
Segundo, la maternidad (en el diseño original) es una faceta del matrimonio, me refiero a que en el momento en que la esposa se convierte en madre, el esposo también se hace padre y es un trabajo en equipo. (Con sus muy reales diferencias en roles) y Tercero, hemos sido insertados en la familia de Dios. La iglesia es la comunidad donde idealmente encontramos amigos con quienes podemos apoyarnos y animarnos.
¡Gracias Mariana por compartir esto!